miércoles, 2 de marzo de 2022

Mapas del Infierno

 

La Divina Comedia, el poema narrativo de Dante explica la travesía a través del infierno, purgatorio y cielo. Durante el Renacimiento el infierno de Dante, cuya forma y tamaño son descritos en el poema, fue objeto de diversas ilustraciones. En 1529 Antonio Manetti, un arquitecto florentino realizó un mapa que fue objeto de numerosas discusiones entre los intelectuales italianos, especialmente los florentinos. 

Con su mapa, Manetti inauguró lo que se ha llamado “el tiempo álgido de la cartografía infernal” que se extendió durante dos siglos, desde mediados del siglo XV hasta principios del XVII.


                                        Antonio Manetti, 1529,Piante e Misure dell’Inferno di Dante





Las discusiones sobre la cosmografía de Dante realizada por Manetti hacían aparecer otras versiones impresas ilustrando el poema de Dante que contestaban la de Manetti. Muchos pensadores de la época siguieron esta moda intelectual y debatieron sobre la cosmografía de Dante, ¿cual era la circunferencia del infierno? ¿cuál era su profundidad? ¿donde estaba la entrada?. Incluso Galileo Galilei, en 1588 dio dos conferencias en los que investigaba las dimensiones del infierno y apoyaba los cálculos del mapa de Manetti


 


                                                                        Aldus Manutius,




 Joannes Stradanus, 1587


Esta corriente intelectual responde al interés en la nueva forma de representación del mundo que había abierto la Geografía de Ptolomeo, que propiciaba una estética del orden y racionalidad geométrica.  Al hacer el mapa del infierno, dándole forma, definiendo su tamaño y situándolo a partir de los detalles descriptivos del poema, intentaban encontrar en el poema de Dante el espejo de su modernidad, de ahí la simetría y la geometría que emplean, que es igual a la empleada en otros mapas renacentistas



Después del Renacimiento, ilustrar el infierno de Dante, ha sido una tradición artística que ha atravesado siglos, artistas del siglo XX como William Blake, Gustave Dore, Salvador Dali, Renatto Guttuso, Tom Phillips, Robert Rauschenberg,  o Henrik Olesen han trabajado sobre ello.

 

 

 




















lunes, 28 de febrero de 2022

Lutero, Calvino y el primer mapa del Paraíso Terrenal situado en Mesopotamia

El Jardín del Edén aparece en los mapamundis medievales situado generalmente arriba. Los mapamundis eran representaciones pictóricas que combinaban tiempo y espacio. El espacio geográfico mostrado en el mapa era el escenario de la historia de la salvación. En el mapa se narraban los trabajos de Dios para redimir a la humanidad. En la sucesión de los hechos históricos el orden en el espacio y el orden en el tiempo estaban en correspondencia, lo que pasaba a principio de los tiempos sucedía en el Este y mientras el tiempo procedía hacia su final el centro de los hechos se habría desplazado hacia el oeste. 

                                        Mapa de Hereford, fragmento que muestra el Paraíso



Durante el siglo XIII, en Europa se produce un renacimiento del saber geográfico. Empiezan a circular tratados árabes de matemáticas y astronomía y también llega, a través de los árabes, el material geográfico de Aristóteles que incluía tratados de física y meteorología. Además, en el corpus árabe se encuentran diversas tablas astronómicas como las tablas de Toledo y comentarios sobre Aristóteles.


El torrente de material científico nuevo que entraba en el mundo latino debía ser aprovechado por la doctrina cristiana y aplicar las nuevas herramientas de las ciencias para examinar la geografía sagrada fue la gran obra del siglo XIII.  Sin embargo, la búsqueda a un nivel puramente geográfico de una explicación racional sobre el lugar donde había estado el Paraíso de Adan fue insatisfactoria. El problema fundamental es que las características del Paraíso Terrenal descritas en el Génesis no parecían corresponder a ningún sitio en la tierra y a medida que se conocía más sobre la geografía del mundo parecía imposible identificar con precisión el lugar del Paraíso


El siglo XV heredó un montón de problemas no resueltos del debate medieval sobre la geografía del Paraíso. Colón, como otros “descubridores” ante la belleza del paisaje americano reconoció algún lugar de el Nuevo Mundo como el Paraíso Terrenal (esta fue una de las causas por las que se le destituyo), sin embargo a medida que avanzaba el conocimiento del Nuevo Mundo la idea del Paraiso en esas tierras se esfumo.  

Hacia el final del siglo XV el paraíso desapareció de los mapas como parte de un contexto cartográfico que estaba cambiando. También estaba cambiando el pensamiento teológico y la idea que el Jardín del Edén había sobrevivido en alguna parte de la tierra empezó a declinarAlgunos pensadores empezaron a creer que el paraíso no estaba en un área particular y que las cualidades de belleza, perfección etc. asociadas con él en las escrituras cubrían toda la tierra antes de que apareciera el pecado. Se señalaba que  los cuatro ríos del paraíso eran, ahora, el Tigris, el Éufrates, el Ganges y el Nilo. Esta doctrina de que toda la tierra fue el paraíso era intelectualmente atractiva para algunos exégetas del renacimiento, pero no era una interpretación literal del texto de las escrituras, así que muchos escritores del siglo XVI -y del XVII- tantos católicos como protestantes, rechazaban la idea de que el Paraíso Terrenal había ocupado toda la tierra. 



Martin Lutero creía que el paraíso había desaparecido de la faz de la tierra como consecuencia del pecado y entendía que  el diluvio había purgado la tierra realizando una especie de restauración. Después, Cristo redimió a la humanidad con su sacrificio en la cruz, pero el mundo contenía demasiado pecado como para devolverle el paraíso terrenal. Esta idea sobre lo que había sucedido con el Paraíso Terrenal, le permitió defender la verdad literal de la Biblia ante cualquier crítica basada en el conocimiento geográfico moderno; el paraíso había desaparecido y no había que buscar su posición geográfica. 

Y sin embargo el Jardín del Edén que ya no estaba en los mapas del mundo del siglo XVI apareció en la edición completa de su primera traducción de la biblia en 1534, como un mapamundi



Fue el pensamiento teológico de otro reformador del siglo XVI, Juan Calvino, el que permitió que el paraíso apareciera en el mapa de una forma completamente nueva. Calvino creía también que el paraíso había desaparecido de la tierra después del diluvio. Pero al contrario que Lutero pensaba que seguía existiendo el lugar, aunque ya había perdido la perfección. Para Calvino, el hombre después de la caída en el pecado seguir manteniendo algunos destellos de la gloria de Dios como la inteligencia, la razón, o su comportamiento moral.  Satán no había podido extinguir completamente la luz de Dios, ni aún en el hombre más vil. Y de la misma manera que hay destellos de la luz de Dios en el hombre, la tierra también retenía destellos de la gracia de Dios que inundaba el jardín de Adán. Estas ideas y su educación en autores clásicos le llevo a concluir que Mesopotamia era el lugar donde había estado el jardín del Edén.


El mapa que Calvino realizó para sus Comentarios sobre el Génesis en 1553 sentó las bases para uno de los mapas más comunes de la segunda mitad del siglo XVI y de todo el siglo XVII. 



                    Juan Calvino, mapa del lugar del Edén en Comentarios sobre el Génesis en 1553 

 

                        Desde 1560 siempre se incluyó una versión de este mapa en las ediciones de la Biblia de Ginebra 
 

 Con este mapa Calvino había conseguido combinar la cartografía avanzada con la exégesis moderna situando el Paraíso en el mapa del mundo. Así satisfacía la demanda de exactitud de la cartografía de su época y cerraba las largas disquisiciones sobre el lugar del Paraíso Terrenal.

 


jueves, 24 de febrero de 2022

Mapas de los periódicos del día 24 de febrero 2022







 

Algo habrá hecho o el amor del censor

Leyendo estos días en las noticias las reacciones de la población en Moscú ante la guerra que Rusia ha emprendido contra Ucrania, de su siléncio en la calle y en las redes sociales, de las cabezas bajas y las miradas distantes; recordaba como dos situaciones, aparentemente antagónicas, habían propiciado la misma reacción en España. La primera, el franquismo, donde imperaba un silencio sobre cuestiones políticas y si detenían a alguien es que algo habría hecho. Y así era, si no te metías en política, si trabajabas y seguías con tu vida sin intentar entender o cambiar nada, todo iba bien. Lo mismo pasó durante los años plomizos de ETA en Euskadi durante la democracia. Ante los asesinatos, la población se mantenía en silencio y el comentario era el mismo: algo habrá hecho.