La primera paradoja en la exposición de Luis
Camnitzer en la Galería Parra y Romero, Madrid, es que se titula “Dibujos” y
sin embargo está compuesta de dos instalaciones, “El cuaderno rayado” y
“Dibujos en el agua” cada una mostrada en un espacio diferenciado de la
galería.
Ambas instalaciones pivotan sobre
un objeto –un cuaderno o una palangana- alrededor del cual, a través de las
historias que cuentan los textos enmarcados, Camnitzer va dibujando en la mente
del espectador distintas realidades.


El cuaderno rayado se compone de un cuaderno escolar en una vitrina, y 12
textos enmarcados en la pared. La historia que cuentan los textos siempre es la
misma, en 1972, el artista rehízo, dibujando encima, un cuaderno
escolar. El cuaderno se perdió y 40 años mas tarde lo volvió a re hacer. Esta
historia es descrita doce veces desde distintas perspectivas: como
performance, en relación al arte
conceptual y la tautología, pensando en el arte realista, como cartografía, desde la relación arte- artesanía, etc. La segunda paradoja, el
segundo estimulo para la reflexión, es
que a través de las diferentes historias que narran un mismo hecho, Camnitzer consigue
plantear la cuestión sin nombrarla: la naturaleza de la obra de arte. Pero somos nosotros quienes debemos opinar “En 1972 me propuse hacer un trabajo tratando
que fuera el espectador el que le diera sentido a las cosas en lugar del
artista”


La segunda instalación, Dibujos en el agua, está compuesta de una palangana
con agua en el centro de la habitación, un estante con 44 botellas de vidrio llenas de
agua y etiquetadas con un número y 5 textos enmarcados. Según
vamos leyendo la historia se despliega. En la palangana, el artista, guarda los
dibujos que realiza en su superficie con
un palito afilado. La inmaterialidad del dibujo en el agua lo pondría en la
categoría de arte homeopático, opuesto al arte tradicional o alopático (del griego alo = diferente, pato =
sufrimiento) y por ahí sigue la historia. Aquí es más fácil percibir como
Camnitzer dibuja el contexto porque nos sitúa frente a lo inmaterial. Buscando
la complicidad del espectador, lo lleva a un terreno donde, con humor, disuelve
las creencias racionales y el sentido común. Esta es la tercera paradoja que
tejiendo una imaginación razonada, cercana a lo fantástico, vuelve a evocar cuestiones sobre el arte.
En el año 69, durante la
exposicion de arte conceptual 557,087
organizada por Lucy Lippard , Camitzer con los miembros de The New York Graphic Workshop acuñaron el
termino “arte contextual” para
diferenciarse del arte conceptual surgido en USA y Gran Bretaña, un estilo que
consideraban formalista, porque aunque se interesaba en el lenguaje y las idea, se desinteresaba de las cuestiones relativas al potencial político
del arte. Esta categoría artística implicaba pensar el vinculo entre arte y sociedad, entre el
arte y su contexto. Desde esos años los escritos de
Camitzer ha sido fundamentales no solo en cuestiones sobre el arte, sino sobre
todo en el posicionamiento del arte Latinoamericano como una categoría
artística ligada a una unidad geográfica, cultural y política que comparte una
historia colonial. En su revisión
historiográfica del arte latinoamericano la noción de contexto fue crucial.
Tambien fue un eje curatorial de la exposicion , Global Conceptualism:
Points of Origin: 1950s-1980s que, en 1999, junto
a Rachel
Weiss y Jane Farver organizo para Queens Museum of Art de New York. El remplazo de la categoría de “arte
conceptual” por la de “conceptualismo” desplazó los criterios de valoración
centrados en aspectos formales y estilísticos, proponiendo un mapa multicéntrico
con varios puntos de origen. Reconociendo la
existencia de practicas artísticas fuera del eje europeo-norteamericano, que no
solo no eran deudoras de este eje sino que en ocasiones anticiparon su
desarrollo, rompía la matriz narrativa
unificada propia del maistream. Conceptualismos
se convirtió en una categoría critica que desarrollo posteriormente en su libro
Didáctica de la liberación. Arte conceptualista latinoamericano.
En Camnitzer lo artístico y lo social forman un todo indisoluble. Si en sus escritos y actividades
curatoriales, el contexto social esta intrínsecamente ligado a la producción y
valoración de la práctica artística, en sus trabajos como artista la obra
participa activamente de la formación del contexto, es una palanca que el
artista utiliza para activar un contexto complejo, propuesto por la propia
obra, que suele incluir, como en esta exposición, no solo lo social y las cuestiones
relativas al arte sino la mente o la imaginación del espectador que está
obligado a responder a sus estímulos.
Dejo aquí un link a la versión inglesa de este texto publicado en art-agenda